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Los macheteros de la central azucarera Mario Muñoz en noviembre de 1990, al comienzo del Periodo Especial. FOTO: DICK EMANUELSSON. |
“De acuerdo, entonces sacaremos nuestros machetes”
El discurso de Fidel a continuación, guarda cierta relación con la crítica situación
actual en Cuba. En aquel entonces, el 26 de julio de 1991, el país y la
Revolución se encontraban en una etapa crítica tras la caída de la Unión
Soviética y parte de los países del socialismo real de Europa del Este,
y Fukuyama proclamó ”La muerte de las ideologías”, o, en otras palabras, la
entrada del neoliberalismo, otra etapa nueva del capitalismo.
Liberales y anticomunistas de todo el espectro político, desde
`izquierdistas´ que nunca habían estado convencidos del socialismo como sucesor
del capitalismo, pasando por socialdemócratas renegados y personajes de la
extrema derecha, por supuesto, se regocijaron. Se celebró una conferencia de
prensa en ”el Castillo de LO”, la central obrera sueca a la llegada del
presidente de la Internacional Sindical de los trabajadores de Alimentación,
quien afirmó con regocijo que era solo cuestión ”de semanas, quizás meses,
antes de que caiga la dictadura en Cuba”.
“Bueno, entonces sacaremos nuestros machetes”, fue la sencilla pero concreta respuesta de los dirigentes.
Y así fue.
La foto que tomé de estos macheteros se volvió inolvidable para mi y en la confianza que solo un pueblo organizado puede salir triunfante y derrotar al enemigo de clase. Es la imagen de
un pueblo con la convicción política de que “de vuelta al capitalismo, cuando
lo decidieron la mafia norteamericana y los explotadores del pueblo, nunca
llegaremos”.
Dick Emanuelsson
Estocolmo, 18 de agosto de 2025
“Al estudiar el capitalismo me convertí en comunista”
Fidel Castro Ruz
Discurso pronunciado por el comandante en jefe Fidel Castro Ruz, primer secretario del comité central del Partido Comunista de Cuba y presidente de los consejos de estado y de ministros, en el acto central por el XXXVIII Aniversario del Asalto al Cuartel Moncada, efectuado en la Plaza Victoria de Girón, en la provincia de Matanzas, el 26 de julio de 1991.
Querido compañero Nelson Mandela;
Distinguidas e ilustres personalidades políticas que nos acompañan en la
tarde de hoy;
Familiares de los caídos en las luchas de la Revolución;
Invitados;
Compañeras y compañeros de Matanzas y de todo el país:
Es para nosotros, realmente, un honor inmenso tener aquí en nuestro país
y en nuestro acto la presencia de Nelson Mandela (APLAUSOS). No sé si estamos
suficientemente conscientes de todo el simbolismo que esto entraña y, sobre
todo, del valor de este ejemplo en estos tiempos: en estos tiempos bochornosos
donde tantos pliegan sus banderas, en estos tiempos indecorosos en que tantos
se arrepienten de haber sido alguna vez progresistas, no ya socialistas, o
comunistas, o amigos de los comunistas.
Si se quiere tener un ejemplo de un hombre absolutamente íntegro, ese
hombre, ese ejemplo es Mandela (APLAUSOS). Si se quiere tener un ejemplo de un
hombre inconmoviblemente firme, valiente, heroico, sereno, inteligente, capaz,
ese ejemplo y ese hombre es Mandela (APLAUSOS). Y no lo pienso después de
haberlo conocido, después de haber tenido el privilegio de conversar con él,
después de haber tenido el gran honor de recibirlo en nuestro país, lo pienso
desde hace muchos años, y lo identifico como uno de los más extraordinarios
símbolos de esta era.
Pienso esto de él y de su pueblo, porque si vamos a hablar de las más
justas de las causas, es la causa que ellos han representado. Si hay algo
repugnante y odioso en este mundo, donde hay unas cuantas cosas repugnantes y
odiosas, eso tan repugnante y odioso es el apartheid. ¿Invento de quién, de los
comunistas, de los socialistas, del socialismo? (EXCLAMACIONES DE: ”¡No!”) ¡No!
Invento que expresa la esencia del capitalismo, invento del colonialismo,
invento del neocolonialismo, invento del fascismo.
¿Y en qué se diferencia el apartheid de aquella práctica aplicada
durante siglos de arrancar decenas de millones de africanos del seno de su
tierra y traerlos a este hemisferio para esclavizarlos, para explotarles hasta
la última gota de sudor y de sangre? Quién puede saberlo mejor que Matanzas si
aquí en esta parte del occidente del país había tal vez más de 100 000
esclavos. Llegaron a ascender en la primera mitad del pasado siglo a 300 000 en
toda Cuba, y una de las provincias donde más esclavos había era esta, escenario
también de grandes sublevaciones. Por eso nada tan justo ni tan legítimo como
ese monumento que se acaba de erigir en esta provincia al esclavo rebelde
(APLAUSOS).
El apartheid es el capitalismo y el imperialismo en su forma fascista, y
entraña la idea de razas superiores y razas inferiores.
Pero el pueblo negro de Sudáfrica no solo ha tenido que enfrentarse al
apartheid, ha tenido que enfrentarse a la más brutal desigualdad y represión
política, y ha tenido que enfrentarse a la más cruel explotación económica. Se
ha tenido que enfrentar a estas tres grandes tragedias, por eso pienso que en
nuestra era no podía haber causa más justa que la causa que han dirigido el
ANC, el compañero Mandela y otros muchos capaces y brillantes cuadros de esa
organización, varios de los cuales hemos tenido el privilegio de conocer en
nuestro país.
Hoy los occidentales tratan de congraciarse con Africa, tratan de
congraciarse con los que odian el apartheid, pero la gran realidad es que el
apartheid fue una creación de Occidente, del Occidente capitalista e imperialista.
La gran verdad es que occidente apoyó el apartheid, le suministró
tecnología, incontables miles de millones en inversiones, incontables
cantidades de armamentos y, además, apoyo político. No, el imperialismo no
rompió con el apartheid, el imperialismo no bloqueó al apartheid, el
imperialismo mantuvo y mantiene excelentes relaciones con el apartheid. Había
que bloquear a Cuba donde hace mucho rato las reminiscencias del apartheid, es
decir, la discriminación racial, desaparecieron; había que bloquear a Cuba como
castigo por su Revolución, como castigo por su justicia social, pero jamás al
apartheid. Tomaron contra este algunas tibias medidas económicas que no tenían
la menor trascendencia, y son los que ahora —según me contaba el propio
Mandela— se preguntan y le preguntan por qué su amistad con Cuba, por qué sus
relaciones con Cuba y, como él dijo aquí, por qué sus relaciones con el Partido
Comunista Sudafricano, como si todavía el fantasma del comunismo estuviera
recorriendo el mundo (APLAUSOS). Por qué sus relaciones con este pequeño país
que tan leal fue siempre a la causa del pueblo sudafricano en su lucha contra
el apartheid. Eso demuestra la lógica de los reaccionarios y de los
imperialistas.
Estaría mal por parte nuestra resaltar la modesta contribución de Cuba a
la causa de los pueblos, pero escuchando el discurso de Mandela pienso,
compañeras y compañeros, que es el más grande y el más profundo tributo que se
les ha rendido jamás a nuestros combatientes internacionalistas (APLAUSOS).
Pienso que sus palabras han de quedar, como escritas en letras de oro, en
homenaje de nuestros combatientes. El fue generoso, muy generoso, él recordó la
epopeya de nuestro pueblo en Africa, allí donde se manifestó todo el espíritu
de esta Revolución, todo su heroísmo y toda su firmeza.
¡Quince años estuvimos en Angola! Cientos y cientos de miles de cubanos
pasaron por allí y otros muchos miles pasaron por otros países, era la época en
que el imperialismo daba cualquier cosa con tal de que Cuba se retirara de
Angola y cesara en su solidaridad con los pueblos de Africa; pero nuestra
firmeza fue mayor que todas las presiones y fue mayor que cualquier beneficio
que nuestro país pudiera sacar si hubiese cedido a las exigencias
imperialistas, si es que realmente puede haber alguna vez beneficio en el
abandono de los principios y en la traición.
Estamos orgullosos de nuestra conducta, y de Angola regresaron
victoriosas nuestras tropas, pero, ¿quién lo ha dicho como lo dijo él? .¿Quién
lo ha expresado con esa honestidad, con esa elocuencia? Lo que nosotros no
hemos dicho, porque nos lo impide la elemental modestia, lo ha expresado él
aquí con infinita generosidad, recordando que nuestros combatientes hicieron
posible mantener la integridad y alcanzar la paz en la hermana República de
Angola; que nuestros combatientes contribuyeron a la existencia de una Namibia
independiente; él añade que nuestros combatientes contribuyeron a la lucha del
pueblo de Sudáfrica y del ANC; él ha dicho que la batalla de Cuito Cuanavale
cambió la correlación de fuerzas y abrió posibilidades nuevas.
No éramos ajenos a la importancia del esfuerzo que allí realizábamos
desde 1975 hasta la última hazaña, que fue aceptar el desafío de Cuito
Cuanavale, a más distancia que la que hay entre La Habana y Moscú, adonde puede
llegarse en 13 horas de vuelo, sin incluir las escalas. Para llegar a Luanda
desde La Habana hacen falta de 14 a 15 horas de vuelo, y Cuito Cuanavale estaba
allá en un rincón de Angola, en dirección sureste, a más de 1 000 kilómetros de
Luanda, allí nuestro país tuvo que aceptar el reto.
Como les contaba el compañero Mandela, en esa acción la Revolución se
jugó todo, se jugó su propia existencia, se arriesgó a una batalla en gran
escala contra una de las potencias más fuertes de las ubicadas en la zona del
Tercer Mundo, contra una de las potencias más ricas, con un importante
desarrollo industrial y tecnológico, armada hasta los dientes, a esa distancia
de nuestro pequeño país y con nuestros recursos, con nuestras armas. Incluso
corrimos el riesgo de debilitar nuestras defensas, y debilitamos nuestras
defensas, utilizamos nuestros barcos, única y exclusivamente nuestros barcos y
nuestros medios para cambiar esa correlación de fuerzas que hiciera posible el
éxito de los combates; porque a tanta distancia no sé si se libró alguna vez
alguna guerra entre un país tan pequeño y una potencia como la que poseían los
racistas sudafricanos.
Todo nos lo jugamos en aquella acción, y no fue la única vez; creo que
nos jugamos mucho, mucho, mucho también, cuando en 1975 enviamos nuestras
tropas a raíz de la invasión sudafricana a Angola. Allí estuvimos 15 años,
repito, tal vez no habría hecho falta tanto tiempo, de acuerdo con nuestro
pensamiento, porque de acuerdo con nuestro pensamiento aquel problema lo que había
era que resolverlo y, sencillamente, prohibirle a Sudáfrica las invasiones a
Angola. Esa era nuestra concepción estratégica: si queremos que haya paz en
Angola, si queremos que haya seguridad en Angola, hay que prohibirles a los
sudafricanos que hagan invasiones a Angola. Y si queremos impedirles a los
sudafricanos, prohibirles que hagan invasiones, hay que reunir las fuerzas y
los medios necesarios para impedírselo. Nosotros no teníamos todos los medios,
pero esa era nuestra concepción.
La situación verdaderamente crítica se creó en Cuito Cuanavale, donde no
había cubanos, porque la unidad cubana más próxima estaba a 200 kilómetros al
oeste, lo cual nos llevó a la decisión de emplear los hombres y los medios que
hicieran falta —por nuestra cuenta y nuestro riesgo—, enviar lo que hiciera
falta, aunque fuese necesario sacarlo de aquí.
Cuito Cuanavale es el lugar que se hizo histórico, pero las operaciones
se extendieron a lo largo de toda una línea de cientos de kilómetros y se
derivó de ellas un movimiento hacia el suroeste de Angola de gran importancia
estratégica. Todo eso se simboliza con el nombre de Cuito Cuanavale, que fue
donde empezó la crisis; pero alrededor de 40 000 soldados cubanos y angolanos
con más de 500 tanques, cientos de cañones y alrededor de 1 000 armas
antiaéreas —en su inmensa mayoría armas antiaéreas nuestras que sacamos de
aquí— avanzaron en dirección a Namibia, apoyados por nuestra aviación y un
aeropuerto de avanzada construido en cuestión de semanas.
No voy a hablar aquí de pormenores y detalles de los combates,
estrategias y tácticas, eso lo dejaremos a la historia; pero íbamos decididos a
resolver el problema por nuestra cuenta y riesgo, unidos a los angolanos,
íbamos decididos a poner fin de una vez y por todas a las invasiones a Angola.
Los hechos resultaron tal como los preveíamos —y nosotros no queremos ofender a
nadie, no queremos humillar a nadie—, porque cuando se creó esa correlación de
fuerzas, esa nueva correlación de fuerzas —y en nuestras manos había una
invencible tropa, una invencible e incontenible tropa— se crearon las
condiciones para las negociaciones en las cuales participamos durante meses.
Allí hubieran podido tener lugar grandes batallas, pero era mejor, ante
la nueva situación, resolver en la mesa de negociaciones el problema del
respeto a la integridad de Angola y la independencia de Namibia. Nosotros
sabíamos, ¡cómo íbamos a ignorarlo!, que aquellos acontecimientos habrían de
influir profundamente en la propia vida de Africa del Sur, y era una de las
razones, una de las motivaciones, uno de los grandes estímulos que nos
impulsaban; porque sabíamos que al resolver el problema allí en Angola, las
fuerzas que luchaban contra el apartheid recibirían también los beneficios de
nuestras luchas.
¿Lo hemos dicho así alguna vez? No, nunca, y tal vez no lo habríamos
dicho nunca, porque pensamos que, en primer término, los éxitos que ha obtenido
el ANC se deben, por encima de cualquier solidaridad internacional, por encima
del enorme apoyo externo, de opinión pública en algunos casos, de acciones
armadas en el caso nuestro, lo determinante, lo decisivo fue el heroísmo, el
espíritu de sacrificio y de lucha del pueblo sudafricano dirigido por el ANC
(APLAUSOS).
Este hombre, en estos tiempos de cobardía y de tantas cosas, ha venido a
decirnos esto que nos ha dicho en la tarde de hoy. Es algo que no podrá
olvidarse jamás y que nos da la dimensión humana, moral y revolucionaria de
Nelson Mandela (APLAUSOS).
No he apreciado solo las palabras que se relacionan con nosotros y el hermoso
homenaje rendido a nuestros combatientes internacionalistas, demostrándonos que
la sangre derramada, los sacrificios, el esfuerzo y el sudor de tantos y tantos
cubanos no fueron en vano. He apreciado mucho sus palabras sabias,
inteligentes, precisas, reveladoras de una táctica y una estrategia
verdaderamente revolucionarias.
Ha explicado aquí con una claridad impresionante lo que se proponen y lo
que quieren, cómo desean alcanzarlo y cómo están seguros de lograrlo. Así
tenemos aquí a este hombre que pasó decenas de años en la cárcel meditando,
reflexionando, estudiando y luchando, convertido en un extraordinario líder
político, en un extraordinario luchador, en un invencible luchador.
Estamos seguros de que ya nada ni nadie puede evitar el éxito de esa
lucha noble y humana, de esa lucha tan justa que él la sintetiza en una
sociedad con igualdad, una sociedad democrática, una sociedad no racista.
Y créanme, compañeras y compañeros, que el ANC se enfrenta a una tarea
verdaderamente compleja y difícil, pues a pesar de contar con la inmensa
mayoría del pueblo sudafricano no son pocos los ardides, ni son pocos los
trucos, ni pocas las maniobras que los reaccionarios han utilizado para
obstaculizar el acceso del pueblo de Sudáfrica a sus metas; pero pienso que si
hay algo superior a esas dificultades, es el talento del compañero Nelson
Mandela y de los dirigentes del ANC (APLAUSOS).
Nos sentimos estimulados en este 26 de Julio, y nos sentimos
extraordinariamente honrados por la presencia y las palabras de tan ilustre
dirigente político y revolucionario, ¡nunca lo olvidaremos! (APLAUSOS.)
Compañeras y compañeros, en medio de tantas cosas que son conmovedoras y
que tienen una gran trascendencia histórica, me veo en el deber de hablar de
otros temas no tan trascendentes, no tan históricos, pero sí de una enorme
importancia para nosotros. Me veo en la necesidad de hablar un poco —y ustedes
no podrán exigirme mucho— de aquí de la tierra donde, como decía antes, el
trabajo lo realizaban los esclavos, y donde el trabajo lo realizamos hoy los
hombres y las mujeres libres de nuestro pueblo (APLAUSOS).
Ahora somos nosotros los que cortamos la caña, éramos nosotros los que
la cargábamos, ahora son las máquinas, pero nada tendría de extraño que en
cualquier momento tengamos que cargarla otra vez a mano, y me pregunto si la
cargamos o no la cargamos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: ”¡Sí!”). Ahora somos
nosotros los que arrancamos el bledo, el Don Carlos y la cebolleta, sin contar
otras decenas de especies; ahora somos nosotros los que cultivamos la tierra,
los que cosechamos los frutos; ahora somos nosotros los que creamos las
riquezas. Esa es la acción de un pueblo libre, ese es el socialismo. No son los
pobres, no son los parias, no son los inmigrantes que sustituyeron después a
los esclavos, no son los desempleados que hacían cola en las orillas de los
cañaverales; somos nosotros, todos, en un grado mayor o menor, porque en estos
tiempos hemos visto, incluso, ingenieros, médicos, científicos participando en
las movilizaciones, y porque vemos todos los años a nuestros estudiantes, a
cientos de miles de estudiantes participando en la escuela en el campo o en la
escuela al campo, o trabajando en industrias, o montando bicicletas en los
talleres, o produciendo piezas de repuesto; vemos a toda nuestra juventud
participar de ese esfuerzo físico que antes hacían los esclavos y después los
parias, los pobres, los desheredados, los desempleados o los subempleados. Eso
tiene también un alto significado histórico.
Cuando se habla de la obra de los matanceros, se habla de eso, de lo que
han creado y lo que están creando con sus manos, dondequiera. No pongamos ahora
el énfasis en que somos imperfectos, eso lo sabemos. No pongamos el énfasis en
que tenemos todavía muchas deficiencias, eso lo sabemos y no lo olvidamos.
Pongamos el énfasis en el esfuerzo que realiza hoy nuestro pueblo; pongamos el
énfasis en sus virtudes, en su capacidad de sacrificio, en los frutos del
esfuerzo y digamos que en el año 1990, año difícil y año en que se inicia el período
especial, y en los meses transcurridos este año, los matanceros han terminado
232 obras, entre obras sociales y obras económicas, principalmente obras
económicas, grandes y pequeñas, que van desde el complejo mínimo del puerto
petrolero para su arrancada hasta la autopista entre Matanzas y Varadero que
están concluyendo, presas, micropresas, sistemas de riego y drenaje, canales,
sistemas ingenieros en el arroz, fundiciones de acero, fábricas de la industria
ligera, instalaciones de la industria alimenticia, centros porcinos, pastoreos
racionales, infinidad de obras en las que han trabajado con especial fervor los
matanceros en los últimos meses; porque debo incluir el esfuerzo especial
realizado con motivo del 26 de Julio, pero fueron 232 obras. Hay también
policlínicos, ampliaciones de hospitales, círculos infantiles; incluso,
programas que estaban en ejecución y que no estamos desarrollando ahora,
simplemente concluyeron sus instalaciones.
No podemos olvidar que en Matanzas se encuentran los más importantes
yacimientos petroleros del país y que Matanzas produce alrededor de medio
millón de toneladas de petróleo. Es un petróleo pesado y con bastante azufre,
pero resuelve muchos problemas; por ahí hay unas cuantas industrias funcionando
con ese petróleo, hay fábricas de cemento funcionando con ese petróleo, y hay
productos que están saliendo como derivados de ese petróleo. Le pregunté aquí
al director de la empresa cuánto había sido la producción en 1990, cuánto era
la de este año, y dice: ”Alrededor de medio millón.” ”¿No se podría producir
más?” Dice: ”sí, habríamos podido llegar este año a las 600 000, pero nos han
faltado barcos para la transportación de ese petróleo.” Le pregunté por los
pozos, cómo iban, por los pedraplenes, cómo marchaba el trabajo a pesar de las
dificultades, y el trabajo avanza, ya tienen en explotación algunos de los
pozos de petróleo construidos en los pedraplenes; porque la provincia de
Matanzas es la primera productora de petróleo del país.
La provincia de Matanzas produce más del 40% de los cítricos del país
(Le dicen: ”¡Jagüey!”). Jagüey, sí, Jagüey, ¡más del 40% de los cítricos del
país! (APLAUSOS), y ha elevado esa producción no se sabe si 30 ó 40 veces, al
producir ya alrededor de 10 millones de quintales. Es uno de los complejos
educacionales productivos más grandes que existan en cualquier parte, con sus
sesenta y tantas escuelas.
La provincia de Matanzas tiene hoy el polo turístico más importante del
país, que es Varadero, aunque no es el único (APLAUSOS).
La provincia de Matanzas ingresó 77 millones de dólares en bruto —digo
en bruto porque de ahí hay que descontar ciertos gastos en divisas—, ¡setenta y
siete millones en el año 1990! Y aspiran a alcanzar 100 millones de ingresos
brutos este año de 1991, para que puedan ustedes apreciar qué avance y qué
ritmo lleva ese programa. La provincia de Matanzas puede llegar un día a
ingresar cientos de millones cuando ese programa esté terminado, ¡cientos de
millones de dólares al año!, cuando tengamos las decenas de miles de habitaciones
que debemos tener allí.
El contingente de constructores de Varadero, que recibió aquí también su
diploma, ha realizado construcciones por valor de 50 millones de pesos en medio
año, ¡en medio año!, y espera alcanzar construcciones por valor de 100 millones
en total este año (APLAUSOS). Se ha desarrollado allí una poderosísima fuerza
constructora de 7 000 hombres.
Para que tengan una idea, este contingente en Matanzas, solo en
Varadero, habrá creado en un año valores similares a las instalaciones de los
Panamericanos que se han hecho en 33 meses; es realmente un gran esfuerzo
(APLAUSOS).
Ayer inaugurábamos las instalaciones de los Panamericanos, veintitantas
instalaciones nuevas, cuarenta y tantas instalaciones remodeladas, y allí
participaron miles de obreros profesionales y cientos de miles de voluntarios,
y un valor más o menos similar están creando este año los constructores de
Varadero.
Matanzas es una de las grandes productoras de azúcar de Cuba que en los
años de Revolución tres veces ha sobrepasado el millón de toneladas y trabaja
por convertir esa cifra en una cifra cotidiana.
Debemos decir en honor de Matanzas que, de los nuevos centrales
construidos por la Revolución, el último, el más nuevo —que es el ”Mario Muñoz”—,
se ha convertido en el más eficiente de todos los centrales nuevos construidos
por la Revolución (APLAUSOS).
De esas cosas hablaba con los compañeros cuando venían aquí a recibir
sus diplomas, de una empresa o de otra, 118 000 toneladas no ha alcanzado
ninguno de los centrales nuevos. Eso demuestra también lo que ha avanzado la
Revolución, que es capaz de construir un central de esa capacidad, donde más
del 60% de los componentes son de producción nacional (APLAUSOS). ¡Miren qué
lejos hemos llegado los esclavos! ¡Qué lejos hemos llegado los esclavos!
(APLAUSOS)
En Matanzas tenemos facultades universitarias —aquí vino un director—,
donde aprenden distintas especialidades mecánicas, económicas, etcétera. En
Matanzas se han graduado 1 300 médicos egresados de su facultad de medicina, y
miles de sus facultades pedagógicas. ¡Miren cómo hemos avanzado los esclavos!
Matanzas tiene completos sus módulos institucionales de educación, desde
la escuela ”Carlos Marx”, a la que no pensamos cambiarle el nombre, hasta
numerosas escuelas de diversos tipos (APLAUSOS). Hay otra allá en La Habana,
muy importante, que se llama ”Vladimir Ilich Lenin”, a la que tampoco pensamos
cambiarle el nombre (APLAUSOS); como hay otra —creo que es la de Pinar del Río,
si, cómo no, muy destacada— que se llama ”Federico Engels”, a la que, por
supuesto, tampoco le vamos a cambiar el nombre (APLAUSOS); como no le pensamos
cambiar el nombre a la ”José Martí”, de Holguín (APLAUSOS); a la ”Máximo Gómez”,
de Camagüey; a la ”Antonio Maceo”, de Santiago de Cuba (Del público le dicen: ”¡La
'Che' Guevara!”), ni a la ”Che Guevara” —me la arrebataste de la boca—, de Santa
Clara (APLAUSOS), porque una Revolución como la nuestra no cambia ni de ideas,
ni de nombres (APLAUSOS).
¡Qué lejos hemos llegado los esclavos!
Repito que Matanzas tiene en educación sus módulos completos, numerosas
escuelas de todo tipo —no las voy a enumerar—, universidad, sus instituciones
de niños, sus instituciones hospitalarias, sus instituciones culturales
—alrededor de 200, muy propio de la Atenas de Cuba, como le llamaron en otros
tiempos con justicia y debe seguirse llamando, simboliza los niveles de cultura
que alcanzó esta provincia (APLAUSOS)—, sus instituciones deportivas, por ahí
anda la cuenta de las medallas que han ganado los matanceros en estos años de
Revolución. Como diría Guillén: ¡Matanzas tiene lo que tenía que tener!
(APLAUSOS)
Pero tenemos, sobre todo, nuestra dignidad y nuestra independencia,
nuestra valentía y nuestro heroísmo, aun en los tiempos difíciles que vivimos,
y los tendremos aun si vienen tiempos más difíciles.
¿De qué nos van a hablar? ¿Del pasado? ¿Del capitalismo? (EXCLAMACIONES
DE: ”¡No!”) ¿De la propiedad privada? ¿De los latifundios? ¿De las
corporaciones? (EXCLAMACIONES DE: ”¡No!”) ¿Del imperialismo? ¿Del
neocolonialismo? ¿Para qué nos van a hablar de toda esa basura? (EXCLAMACIONES
DE: ”¡No!”) ¿De qué otra forma calificar todo aquello? Sí, ¿de qué nos van a
hablar? ¿De los tiempos de la mendicidad? ¿De qué nos van a hablar? ¿De la
época de la prostitución? (EXCLAMACIONES DE: ”¡No!”) ¿Del saqueo sistemático
del tesoro público? ¿De la politiquería? ¿De la explotación despiadada de los
trabajadores? ¿De los campesinos sin tierra, o pagando rentas, tantos por
cientos de sus producciones?
¿De qué nos van a hablar? ¿De aquella sociedad de la discriminación
racial, como ocurría en algunas capitales de provincia, donde los blancos iban
por un lado y los negros por el otro, unos por unas calles, o por un paseo del
parque y otros por otro? No sé si era Santa Clara o Villa Clara la que tenia
una de esas cosas, y por acá ya me imagino los lugares exclusivos. Eso tenía
distintas formas.
¿Nos van a hablar de la discriminación? ¿Nos van a hablar de la
prostitución y de todos los vicios de aquella sociedad, de los niños descalzos
pidiendo limosnas y sin escuelas, del analfabetismo, o de las mujeres dedicadas
al empleo doméstico y a la prostitución directa o indirecta? (EXCLAMACIONES DE:
”¡No!”) Que no nos vengan a hacer cuentos con su capitalismo, sus economías de
mercado y todas las locuras de esa índole, que ya las conocimos y creo que
podemos recordarlas.
¿De qué me van a hablar, de Birán, donde viví y crecí como hijo de
propietario de tierra, de terrateniente, desde dónde pude ver lo que era el
capitalismo, en los cientos y cientos de niños allí que se quedaban en primer
grado, segundo grado o tercer grado, si iban a la escuela?, y el que llegaba a
sexto grado se volvía un bicho enseguida y lo convertían en mayoral o algo de
eso.
No tengo nada que decir de mi padre como hombre, puesto que siempre
tengo muy presente su generosidad, aunque su posición social era ya no la del
hijo de un humilde campesino de Galicia, sino la de un señor que poseía grandes
extensiones de tierra.
Yo conocí el capitalismo hasta sin haberlo sufrido, viéndolo, y mucho
tiempo tuve después para pensar y meditar sobre lo que era aquella sociedad del
plan de machete y de la Guardia Rural; esa Guardia Rural que los yankis nos
organizaron aquí cuando desarmaron al Ejército Mambí, pero esta vez no pudieron
desarmar al Ejército Rebelde y se acabó el plan de machete y se acabó la
Guardia Rural (APLAUSOS).
¿De qué nos van a hablar? (EXCLAMACIONES DE: ”¡Fidel, Fidel!” y ”¡Fidel,
seguro, a los yankis dales duro!”) ¿De qué nos van a convencer? ¿A los
matanceros qué les van a decir? (EXCLAMACIONES DE: ”¡Tenemos un socialismo
fuerte!”) ¿Y a las mujeres de Matanzas que les van a decir? (EXCLAMACIONES DE: ”¡Nada!”
y ”¡Para lo que sea Fidel, para lo que sea!”)
Antes de la Revolución la mujer constituía solo el 10% de la .fuerza
laboral y ahora constituye el 40%, y no solo eso, sino que esa mujer
discriminada, sin otro porvenir que los que mencionaba del empleo doméstico, o
de la prostitución directa o indirecta, porque la escogían a veces para tal y
más cual trabajo, para que sirviera de señuelo y de atractivo a los
compradores, esa mujer hoy constituye alrededor del 60% de la fuerza técnica de
Matanzas (APLAUSOS); de manera que el grueso de las inteligencias desarrolladas
en esta provincia son mujeres. ¡Qué lejos hemos llegado los esclavos!
(APLAUSOS)
¿Quién quiere que volvamos a la época de los barracones? (EXCLAMACIONES
DE: ”¡Nadie!”) ¿Y con qué nos van a obligar a volver? ¿Acaso con la amenaza de
hambre, con el bloqueo recrudecido, con el triunfalismo imperialista después de
los desastres ocurridos en el este de Europa? (EXCLAMACIONES DE: ”¡No!”) ¿Con
qué nos pueden amenazar a nosotros que somos los descendientes de Maceo y de
Martí, de Máximo Gómez y de Agramonte, del Che y de Camilo, de Abel Santamaría
y Frank País? (APLAUSOS PROLONGADOS) ¿Con qué nos van a amenazar, con
hambrunas, con bloqueos, con guerras? (EXCLAMACIONES DE: ”¡No!”) Más bloqueo y
más sufrimiento que los que padecieron nuestros antepasados no los podremos
sufrir jamás, porque hoy somos dueños de la tierra, ya no pertenece sino al
pueblo; hoy somos dueños de las fábricas, ya no pertenecen sino al pueblo; de
los medios de producción, de lo que sea. ¡Y nos la arreglaremos, nos la
arreglaremos como sea; pero al barracón no volveremos! (EXCLAMACIONES Y
APLAUSOS)
Si nos amenazan con sus armas sofisticadas, allá ellos si creen que no
están viéndoselas con un pueblo valiente y un pueblo inteligente y que sabe
luchar. Y si luchamos allá a 14 000 kilómetros —ni se sabe—, si nos metimos en
aquella trampa de Cuito Cuanavale que habían creado los enemigos y que se
volvió trampa para ellos, aquí en nuestras costas, en nuestros campos, en
nuestras montañas, en nuestras ciudades, en nuestros cañaverales, en nuestras
arroceras, en nuestros pantanos, sabremos luchar como luchamos en Cuito
Cuanavale (APLAUSOS); sabremos luchar más todavía de lo que luchamos en Cuito
Cuanavale y sabremos resistir más años que los que resistimos en Angola hasta
la victoria (APLAUSOS PROLONGADOS).
Eso es lo que podemos decir de las armas sofisticadas del imperialismo,
que si no fuera porque estamos entre personas decentes, ya le podríamos
recomendar qué hacer con ellas (RISAS Y APLAUSOS).
Nuestro ejército es un ejército de millones de hombres y mujeres que van
desde los adolescentes hasta los ancianos (APLAUSOS Y EXCLAMACIONES DE: ”¡Fidel,
seguro, a los yankis dales duro!”)
¿Con qué van a asustarnos, con sus llamadas armas inteligentes? Es que
nosotros somos más inteligentes que esas armas y más inteligentes que los que
tienen esas armas; y las nuestras no se pueden subestimar, sobre todo, porque
detrás de cada una de ellas hay un patriota, hay un revolucionario (APLAUSOS).
No se puede decir que pantalones, como gritaron por allá (RISAS), porque
eso es machismo; puede haber pantalón o saya, short o trusa, lo que quieran
(RISAS), detrás habrá un patriota de esos que no se dejan engatusar, ni
confundir, ni asustar. De modo que con nosotros, señores imperialistas, la cosa
es diferente, con nosotros es harina de otro costal; así que al pasado no
regresaremos jamás (APLAUSOS).
Batallas ideológicas hay que librar, y grandes batallas ideológicas,
porque parece que hoy el imperialismo no tuviera ningún otro enemigo en este
mundo, nada más que la pequeña Cuba, este verde caimán del Caribe, como dijo
una vez el Che (APLAUSOS).
Ya toda su propaganda, todos sus recursos, todos sus medios no se
dirigen contra el antiguo campo socialista, contra la URSS, contra nadie, y le
exigen condiciones a todo el mundo respecto a Cuba. Es una vergüenza cómo se
dirigen a la URSS y le dicen que si quiere alguna colaboración económica tiene
que cesar toda colaboración con Cuba en todos los terrenos. Pero no solo eso,
recientemente en un acuerdo del Senado le introdujeron una enmienda sobre la
relación económica con China en la que le decían que no habría cláusula de
nación favorecida —esta es una cláusula que se usa en el comercio internacional
y que los chinos tienen, que debe renovarse— si tenían colaboración con Cuba.
Se dirigen a grandes potencias, como la URSS, aprovechando la coyuntura de
estos tiempos para poner condiciones, ¡condiciones! Vean qué nivel de odio, qué
nivel de espíritu revanchista, qué deseo de venganza contra la Revolución, qué
miseria política y humana.
Claro, debo decir también que tanto los soviéticos como los chinos han
dicho que no aceptan ningunas condiciones de ese tipo (APLAUSOS); pero la
presión es impresionante, ¡impresionante!, y amenazan con no prestar ningún
tipo de colaboración.
Yo no sé realmente si pueden, se lo digo, porque no se puede partir de
la suposición de que están nadando en oro los imperialistas, y mucho menos los
imperialistas yankis. Los capitalistas tienen dinero, pero no tienen suficiente
dinero para satisfacer la demanda. A veces sus posiciones son humillantes, y no
se concibe cómo son capaces de dirigirse a grandes países con el lenguaje en
que lo hacen, porque esa es una falta de respeto, de elemental respeto a la
dignidad de los gobiernos y a la dignidad de los pueblos; pero como algunos
están atravesando situaciones difíciles, prácticamente los obligan a ser
heroicos frente a las presiones yankis. Es un descaro inaudito. Pareciera que
en el mundo no quedara más que Cuba hacia lo cual enfilar los cañones.
Bueno, cañones y lo que dijo alguien por allá pega, pero no debo
repetirlo (RISAS). Cañones rima con todo (RISAS). Ciertamente no tenía esas
intenciones, caballeros, pero veo que se ríen y es verdad, me doy cuenta:
cañones y corazones riman perfectamente (RISAS), quién puede negarlo
(APLAUSOS). Hacia nosotros enfilan los cañones, todos los cañones, esa es la
realidad: miren qué honor nos han hecho, miren qué privilegio nos han concedido
defendiendo las ideas más justas de la historia de la humanidad, defendiendo
las ideas del socialismo y defendiendo las ideas del marxismo-leninismo
(APLAUSOS).
A nosotros no vino ningún grupo de apóstoles a enseñarnos
marxismo-leninismo. Eso lo aprendimos aquí y, en todo caso, siguiendo las
corrientes universales, siguiendo el pensamiento socialista, siguiendo el
pensamiento de los grandes revolucionarios del siglo pasado y del presente
siglo; porque mientras más conocemos al imperialismo y sus miserias, más
socialistas nos sentimos, más comunistas nos sentimos (APLAUSOS).
Acabamos de regresar de una reunión histórica. Es verdaderamente
histórica porque por primera vez se produce un encuentro de dirigentes
latinoamericanos —en este caso incluyeron dos países europeos, dos países
ibéricos—, y por primera vez nos reunimos sin que de Washington nos hicieran
una señal; porque para reunir a los líderes latinoamericanos no había que
hablar siquiera, bastaba que el Presidente de Estados Unidos moviera un dedo y
nada más, para allá iba todo el mundo.
Esta vez fueron los latinoamericanos los que organizaron la reunión, los
mexicanos, y tuvieron la valentía de invitar a Cuba —porque hay que ser
valiente para invitar a Cuba, y los mexicanos tuvieron esa valentía—, que no
les gustó ni un poquitico a los yankis (APLAUSOS). Y cuando no pudieron impedir
el viaje, se dedicaron a organizar todo tipo de sabotajes, planes de todas
clases —como es de suponer—, a crear problemas y dificultades; pero parece que
todos los tiros les salieron por la culata.
Hicieron una propaganda enorme, sin embargo allí, en las masas —no solo
en las masas, entre las personalidades, entre dirigentes y cuadros políticos
del país, en todo el mundo— y de modo muy especial en el pueblo, y en el pueblo
de Guadalajara, las expresiones de solidaridad y de simpatía hacia Cuba eran
extraordinarias, ¡realmente extraordinarias! (APLAUSOS); lo que demuestra que
los pueblos no olvidan la historia, que los crímenes imperialistas no se
olvidan, que la masa enorme de publicidad y de campañas contra la Revolución
Cubana les roza la piel a todos aquellos que tienen aunque sea instinto de
clase, y que saben quiénes están con los pobres de este mundo —como decía
Mandela, recordando a Martí—, quiénes están con los oprimidos y con los
explotados, y quiénes están contra los explotadores, los conquistadores, los
colonizadores, los neocolonizadores y los saqueadores, ¡lo saben! De modo que
allí nos podíamos sentir como aquí, en familia.
Tuvimos que caminar un kilómetro. Había decenas de miles de personas. Me
retrasé porque periodistas y mucha gente me detenían. No pude ir en la primera
fila, tuve que ir casi en la última, iba solo por ahí, como una paloma (RISAS);
pero encantado, feliz. Mientras más planes habían preparado, más contento
estaba yo, más gusto me daba (APLAUSOS); aunque debo decir, con toda justicia,
que las autoridades mexicanos organizaron el evento muy bien y tomaron las
medidas que consideraban adecuadas, dentro de lo posible, porque ustedes saben
que solo dentro de lo posible se pueden tomar determinadas medidas de
seguridad.
Lo demás es placer, porque cuando uno desprecia al enemigo experimenta
un cierto placer. No creo que sea una falta, es algo que tengo que agradecerles
a los enemigos: el gusto que me dan cuando se enloquecen, se ponen a inventar
cosas y fracasan (RISAS).
Decía que esta reunión tuvo carácter histórico. Debo decir, además, que
allí, en aquel conjunto de dirigentes, pude apreciar a muchas personas con
capacidad, y una parte de ellas con notable capacidad. Los propios yankis
hicieron todo lo posible para tratar de que entre ellos surgiera gente que
quisiera atacar a Cuba, polemizar con Cuba, y la verdad es que el éxito que
tuvieron fue muy muy poco, podemos decir que ninguno, independientemente de
diferencias políticas e ideológicas, independientemente de que algunos están,
unos poquitos, en perfecta sintonía con el pensamiento de Washington —no de
Washington el fundador de Estados Unidos, sino de la capital del imperio.
En general, allí prevaleció la amabilidad, la cordialidad y el respeto
entre todos por encima de diferencias ideológicas; aunque yo sabía el momento
en que estábamos viviendo: una de las características de este momento es la
tremenda ola de neoliberalismo que hay en toda la América Latina y en todo el
mundo; puede decirse casi que es mundial, pero de manera especial en América
Latina. Es decir, el capitalismo está de plácemes con motivo de los desastres
políticos de los países socialistas del este de Europa por razones que no es el
lugar adecuado analizar.
Tenemos nuestros pensamientos sobre todas estas cuestiones y teníamos
nuestras ideas desde hace mucho tiempo, y entre los que tenían ideas muy
claras, muy claras, clarísimas, más claras que las aguas de Varadero, estaba el
Che (APLAUSOS), como profeta que hubiese vislumbrado los frutos que tendrían algunas
de las prácticas de la construcción del socialismo, independientemente de
factores históricos y del hecho de que tal sociedad se iniciara en los países
más pobres de Europa, con la ayuda de un país como la URSS que había sido
destruida dos veces en menos de 25 años frente a un imperio que, al final de la
Segunda Guerra Mundial, acumuló todo el oro del mundo y que no perdió ni un
solo tornillo de su industria, ni un solo átomo de su economía en los años de
guerra.
Hay que hacer estudios serios y profundos. No es ni siquiera este el
momento adecuado de hacerlo, cada cual debe ser responsable de sus propios
hechos y de sus propios actos, y la Revolución Cubana es responsable,
históricamente, de sus propios hechos y de sus propios actos. Y vean bien que decimos
”sus”, porque fueron nuestros y no de otros, tenemos nuestras ideas, nuestras
concepciones, y hemos hecho las cosas a nuestra manera.
Nosotros no tenemos que inventar hoy, por ejemplo, la pequeña propiedad
agrícola, porque aquí tenemos 70 000 pequeños propietarios agrícolas, 70 000
escuelas para saber lo que es la propiedad agrícola y cómo se puede trabajar
con ellos y coordinar; no tenemos que ponernos a repartir empresas estatales o
cosas por el estilo, porque en nuestro país sería la locura del siglo, no
alcanzaría Mazorra con todas sus capacidades para albergar allí al loco que se
le ocurriera hacer semejante cosa —digo Mazorra, el viejo nombre, el Hospital
Psiquiátrico de La Habana, el mayor del país y uno de los más famosos y mejores
del mundo. De modo que hicimos las cosas a nuestra manera.
Aquí no hubo colectivización forzosa ni cosa parecida, ni ninguno de los
fenómenos que se dieron en otros lugares, y si se dieron algunos negativos fue
porque los copiamos de una manera incorrecta, porque lo peor es copiar. Eso no
significa menospreciar en lo más mínimo la experiencia de otros, no, son cosas
diferentes. Además, nunca nadie nos dio órdenes, ni siquiera se atrevió nadie a
tratar de darnos órdenes. No había, ni hay, ni habrá nadie en el mundo que nos
pueda dar órdenes (APLAUSOS).
Con motivo de esos problemas del socialismo, que es muy nuevo, recién
salido del cascarón, porque las bases y la esencia del capitalismo tienen miles
de años como, por ejemplo, la propiedad privada, solo que durante miles de años
eran objeto de propiedad no solo las cosas, sino también los hombres, desde la
famosa Grecia, y en ese sentido lo de Atenas no resulta demasiado simbólico si
no como experiencia histórica o como admiración justa por el arte que fueron
capaces de desarrollar; pero era una sociedad esclavista, cuatro gatos se
reunían en una plaza y decían: ”Eso es democracia”, el resto de los ciudadanos
no tenían derecho y la inmensa mayoría eran esclavos. Se pone usted a leer los
escritos de los filósofos de Grecia y en algunos de ellos aparecen sus
testamentos, y hablan mucho cuando legan, cuando hacen un documento diciendo a
quién le dejan sus propiedades, y siempre dicen: ”Gozo de buena salud, pero por
si acaso...” Así empezaban, por lo general, los testamentos, y continuaban
diciendo: ”Lego tal esclavo a este, a este...”. Digo: Si hasta los filósofos,
que eran gente sabia y se creían justos, tenían un montón de esclavos. Por eso
no podemos poner de ejemplo aquel tipo de democracia.
El capitalismo viene de la época de Homero y aun antes de Homero, sus
bases tienen miles de años. El socialismo tiene apenas decenas de años, está en
pañales; diríamos que el socialismo está en esa etapa que en los hospitales
materno-infantiles llaman perinatal. El socialismo está en fase perinatal, que
son esos primeros seis o siete días de vida del niño, que son los más
peligrosos y hay que tener cuidados especiales; nosotros hemos creado salas de
servicios intensivos perinatales, como parte de nuestro programa para la
protección de la salud de los niños.
Es decir, es lógico que el socialismo, la más justa de todas las ideas,
tenga que atravesar períodos y dificultades; en algunos países desapareció. Hay
casos como el de la antigua RDA, de donde ahora llegan noticias que son
horripilantes, ¡el apartheid en la RDA! Quizás el ANC tenga que darles
asesoramiento político a los negros, a los asiáticos, a los mestizos, a toda
esa gente que, por una razón o por otra, fueron a parar a la RDA; ahora los
persiguen por las calles y se han dado casos de linchamientos de vietnamitas,
de mozambicanos, de angolanos —no sé si le toque en suerte a algún cubano que
se haya quedado por allá—; los persiguen grupos fascistas como una
manifestación de xenofobia, odio racial. Eso es lo que ha venido a sustituir a
aquella sociedad, el renacimiento de los sentimientos más repugnantes de odio
racial, de arrogancia y de la idea de la superioridad racial fascista. Esas
noticias llegan independientemente de otras, porque han empezado a conocer el
beso de amor del diablo, el beso de amor del capitalismo, a pesar de que
todavía no están en pleno capitalismo, solamente marchan hacia el capitalismo y
se dan fenómenos de esa naturaleza.
Hay algunos que se olvidan de que China es un país socialista que
mantiene inalterables los principios del socialismo, y tiene 1 100 millones de
habitantes, como si no fueran nada los habitantes de ese país donde se acabaron
las hambrunas, las calamidades que durante miles de años azotaron a esa nación.
Ahora están padeciendo algunas calamidades grandes, inundaciones, lluvias
como hacía 100 años que no tenían lugar; pero allí está el Estado socialista,
está el partido, está el gobierno y no quedará ninguna de aquella gente
desamparada. Es doloroso, porque sabemos el enorme esfuerzo que han realizado
en la construcción de embalses, canales, y el daño que les puede hacer en la
agricultura; pero allí no se morirá nadie de hambre, de eso estoy seguro, allí
no se morirá nadie por falta de asistencia médica.
La URSS atraviesa problemas muy serios, es impredecible la evolución de
los acontecimientos; esperamos que evolucionen de la forma más positiva
posible.
Toda esta situación ha llevado al imperialismo a un enorme triunfalismo,
ha llevado el escepticismo a muchas fuerzas progresistas y a muchas fuerzas de
izquierda en el mundo. Hay gente que quisiera morirse de oportunismo antes que
recordar que militó en un partido comunista, que siente miedo de haber militado
en un partido comunista, que siente miedo del inmenso honor de haber militado
en un partido comunista; porque militar en un partido comunista, cualesquiera
que sean los errores que cometa ese partido, será siempre el más grande honor,
porque no es lo mismo militar en un partido de los pobres que en los partidos y
en los clubes de los millonarios y de los saqueadores (APLAUSOS).
De cualquier error se podrá acusar a los comunistas, menos de ser
explotadores del hombre por el hombre, menos de haber apoyado la explotación
del hombre por el hombre.
Todo lo ocurrido ha creado confusión y una oleada de neoliberalismo. A
ello se unen otros factores: la deuda externa, las exigencias del Fondo
Monetario Internacional, del Banco Mundial, de las instituciones financieras
internacionales que les dicen: ”Si no haces esto, no te damos un centavo”, y
los obligan.
Hay algunos que creen en el neoliberalismo y hay otros que no les queda
más remedio que creer, porque si no, no les dan un solo centavo, entonces hay
una ola de privatizaciones. Lo que está de moda son las privatizaciones, las
empresas privadas y las economías de mercado, una nueva forma extraña, rara de
llamar las cosas, que no se entiende bien y no se sabe si los que la mencionan
y la repiten lo entienden; pero economía de mercado, iniciativa privada,
propiedad privada, empresa privada, solo tiene un nombre: capitalismo, nada
más. Ya dan por desechadas las ideas del socialismo como algo prehistórico,
como si lo prehistórico verdaderamente no fuera el capitalismo, el colonialismo
y el neocolonialismo, y lo nuevo, lo verdaderamente nuevo, el socialismo.
Algunos han dicho con relación a Cuba: ”Queremos cambios” —si nosotros
hemos hecho más cambios que nadie en 30 años, si nosotros en 30 años hemos
hecho los cambios que no se hicieron en 3 000 años—, y les he dicho: Lo que
quieren no es cambio, sino recambio, ¡y recambio no habrá! Esa es una realidad
(APLAUSOS).
Desde luego, la mayoría del pensamiento en muchos de los dirigentes
latinoamericanos es la cuestión del capitalismo y del neoliberalismo, unos más,
otros menos, en una situación sin alternativas.
Hay un lenguaje nuevo, se habla mucho de la justicia social,
redistribución de riquezas. En un cierto momento pedí la palabra para expresar
que cuando oía afirmar y repetir eso experimentaba alucinaciones, que por
momentos me parecía estar en una reunión de líderes de partidos políticos
radicales de izquierda, y que seguramente era la influencia de los cuadros de
Orozco que estaban en el techo de aquel salón donde estábamos reunidos, unos
cuadros muy revolucionarios que había allí, pero con la fantasía de un gran
pintor como lo fue Orozco. Dije que de todas maneras me alegraba de que se
hablara de justicia social y de redistribución de las riquezas, que podía
significar tal vez que se tomaba conciencia. Más o menos esas fueron mis
palabras.
No hay duda de que entre todos los dirigentes políticos se habla del
tema de la redistribución y de la justicia social, eso no falla. Yo me
preguntaba: Pero, ¿de dónde vino la injusticia?, ¿de dónde vino la
desigualdad?, ¿de dónde vino la pobreza?, ¿de dónde vino el subdesarrollo?, ¿de
dónde vinieron todas esas calamidades sino del capitalismo?, ¿y de dónde vino
el colonialismo sino del capitalismo?, ¿y el neocolonialismo y el imperialismo
sino del capitalismo? Parece que los creadores del cielo y de la tierra son los
culpables de que haya pobres y que el sistema social no tiene nada que ver con
eso, que el capitalismo no tiene nada que ver con eso. ¡Es increíble! Ese es el
lenguaje, ese es el pensamiento, esa es la doctrina.
Querer resolver esos problemas a través del capitalismo, en un mundo que
se ha dividido entre países capitalistas inmensamente ricos y una mayoría de
países inmensamente pobres como consecuencia precisamente del capitalismo, del
colonialismo, del neocolonialismo y del imperialismo; en este mundo pensar que
las recetas neoliberales van a promover el milagro del desarrollo de nuestros
países es una ilusión increíble, porque es como querer apagar el fuego con
gasolina, como si no supiéramos las cifras. Hay países en América Latina donde
el 5% de la población recibe hasta el 50% de los ingresos, y donde el 30% ó 40%
de la población recibe un 10%, una desigualdad, una injusticia increíbles.
Toda esta pobreza que padecen los países latinoamericanos es un fruto
directo del capitalismo. Pero se elaboran teorías y más teorías de que la
iniciativa privada es generadora de riquezas y de que para que haya justicia
social tiene que haber capitalismo, la empresa privada, la economía de mercado
y el sistema capitalista puro, tan puro como en el siglo pasado, y las
consecuencias de todo eso se tratan de encubrir con las palabritas ”redistribución
de riquezas”.
Redistribuyen un poco de riquezas allá en Europa y en los países que
saquearon al mundo, los que, aunque tienen decenas de millones de desempleados,
tienen algo que darle al desempleado durante un tiempo; pero en estos países de
América Latina, hay muchos donde la diferencia entre los ingresos de una parte
de la población y los ingresos de otra parte de la población es de 40 a 1. El
capitalismo no tiene ni la posibilidad, ni la moral, ni la ética, ni la
voluntad de resolver los problemas de la pobreza.
Ahora, bien, ¿en América Latina cuántos pobres hay? Según un congreso
que se acaba de celebrar hace unos meses en Quito —un congreso sobre la
pobreza—, en América Latina hay 270 millones de pobres; de ellos, 84 millones
de indigentes. Esa es la situación del conjunto de América Latina. Cuando hablo
de América Latina, hablo del conjunto; hay diferencias importantes entre un
país y otro. Hay países en América Latina que tienen unos ingresos
extraordinarios, por exportaciones altamente valoradas en el mercado mundial,
son muy ricos, otros son mucho más pobres; se les hace más soportable la
situación a aquellos que tienen grandes ingresos que a los que tienen muy
pocos. Los que tienen grandes ingresos de exportaciones tienen menos
dependencia de los organismos financieros internacionales, pueden maniobrar un
poco más.
Pero la calamidad social llega a todas partes. Hay no menos de 20
millones de niños sin hogar en América Latina, otros dan la cifra de 30
millones de niños sin hogar en el conjunto de América Latina, por las calles.
Hay millones de niños en edad escolar que trabajan más de ocho horas.
El número de niños en el conjunto de América Latina que termina la
enseñanza primaria es de 44 por cada 100 que ingresan. Es que me recuerda
Birán, pasa lo que allí pasaba: una escuelita pública, un maestro, no había
recursos, no había nada, los padres se llevaban los hijos a trabajar en el
campo, o a hacer cualquier cosa, o no tenían ropa, ni zapatos, ni comida para
ir a la escuela. Es decir que, según los datos que he leído, 56 no llegan a
sexto grado, calculen los que llegan a secundaria básica, y a pesar de eso
llegan millones, después saturan las universidades y luego no tienen empleo.
Llega una parte pequeña de los niños a primaria y a secundaria, y a pesar de
todo hay millones en las universidades; esa es una fuerza explosiva, todos esos
intelectuales universitarios que más tarde no tienen empleo.
La mortalidad infantil en América Latina está alrededor de 60 por cada 1
000 nacidos vivos en el primer año de vida. La mortalidad de menos de cinco
años —incluye, por supuesto, a los de menos de un año— entre el 70 y el 80 por
cada 1 000. Hay países que tienen menos, bastante menos, y hay otros que tienen
bastante más.
Del 30% al 40% de la fuerza laboral activa está desocupada o semiocupada
en América Latina; la desnutrición abarca 80, 100 millones de personas; las
perspectivas de vida no alcanzan los 70 años como promedio, están muy por
debajo de los países desarrollados.
Esto de escuelas especiales para toda la población ni soñarlo. Esto de
médicos de la familia parecería un cuento que trajo un viajero de una estrella
lejana. Los niveles que tenemos de maestros per cápita, de médicos per cápita,
todas esas cosas ni en sueños. En cambio hay médicos a veces haciendo otros
trabajos que no tienen nada que ver con la profesión, trabajos manuales.
La propia Matanzas es un ejemplo de lo que ocurría antes. Aquí había
doscientos treinta y tantos médicos —creo que 236—, ahora tiene 1 900;
enfermeras había 116, ahora tiene 4 000 entre enfermeras y auxiliares.
Añádanles los miles de técnicos que antes no existían en el servicio de salud.
Todas esas calamidades están presentes en América Latina. Todas las
capitales de América Latina están rodeadas de barrios de indigentes, y muchas
veces en las poblaciones de las capitales es mayor el número de los que viven
en las villas miseria y barrios indigentes que el de los que viven en
condiciones normales. Están rodeadas de villas miseria todas las capitales, sin
una sola excepción.
¿Y quién tiene la culpa de eso? ¿Es que el capitalismo es ajeno a ese
problema? ¿Es que el colonialismo y el neocolonialismo son ajenos? ¿Es que el
imperialismo yanki es ajeno a ese problema? Cómo van a venir ahora con la
teoría de que la receta es esa: más capitalismo para desarrollar a los países.
Nosotros somos un país que hemos dependido de la caña de azúcar
fundamentalmente, no tenemos grandes recursos de esos por los cuales se paga
cualquier cosa en el mundo; no tenemos mares de petróleo en nuestro subsuelo
que nos dieran miles de millones cada año. Nuestra población, incluso, es una
población que tiene tantos habitantes por kilómetro cuadrado casi como China,
nos acercamos a los 100 habitantes por kilómetro cuadrado. En nuestro país
tenemos que ganarnos el pan duramente. A pesar de eso exportamos calorías para
40 millones de personas en el mundo. Ahora estamos entrando en otros campos,
estamos entrando en el campo de la ciencia, la biotecnología, otras muchas
cosas; estamos entrando en el campo del desarrollo de esos recursos naturales
fabulosos que tenemos, de las bellezas de nuestro país y de las playas de
nuestro país, que vienen a ser como nuestro petróleo, y tenemos que
explotarlos.
Tenemos otros campos en que, con el apoyo de la ciencia y la técnica,
nos estamos desarrollando bastante. Tendremos que conquistar con inteligencia y
con tesón nuestro lugar en este mundo y nuestra independencia económica, no nos
queda más remedio, en condiciones difíciles. Cuando se ha producido la
catástrofe allá en el este de Europa, cuando la URSS atraviesa enormes
dificultades, cuando el imperialismo es más triunfalista que nunca, cuando el
neoliberalismo está de moda, cuando tenemos un bloqueo rígido y cada vez más
rígido de los imperialistas, en esas condiciones tenemos nosotros que abrirnos
paso. Es nuestro deber más sagrado y más elemental si queremos tener patria, si
queremos conservar no solo las conquistas de nuestra Revolución, sino la
soberanía y la independencia de este país que tanto trabajo costó alcanzarlas.
Pues bien, somos un país de escasos recursos y, sin embargo, ninguno de
esos fenómenos que mencioné existen en Cuba. En Cuba la mortalidad infantil el
año pasado fue de 10,7 por cada 1 000 nacidos vivos, estamos por encima de
muchos países desarrollados; la de menos de cinco años fue de 14. Son cifras
impresionantes. Nuestra perspectiva de vida está alrededor de los 76 años y
sigue hacia arriba.
El analfabetismo desapareció hace rato. Casi el ciento por ciento de los
niños que inician la primaria la terminan, más del 90% de los que están en las
edades correspondientes están en la secundaria; el nivel de escolaridad de los
trabajadores, en algunas provincias como Matanzas, es de 10 grados.
No conocemos el fenómeno de las villas miseria, como regla, salvo casos
muy aislados que, pese a los esfuerzos, se han creado. El fenómeno de la
desnutrición es una cosa insignificante, niños desnutridos aquí aparecen por
enfermedad en los hospitales, o por descuido de la familia.
No se puede decir que no haya un empleo para el que quiera trabajar en
este país, aun en período especial, porque siempre hay que hacer muchas cosas,
incluso cuando nos faltan materias primas en las fábricas.
Más de 20 000 graduados universitarios, aun en período especial, reciben
su puesto de trabajo: ingenieros, economistas, ingenieros agrónomos, todos.
Solo del área de la ingeniería y de la economía hay como 8 000, y ya se sabe
dónde va cada uno de ellos. Es muy posible que no los necesiten ahora nuestras
fábricas, pero no los mandamos para la calle, los ponemos al lado de otro
ingeniero para que sigan aprendiendo, adquiriendo experiencia, para que se
constituyan en una reserva de ingenieros y de cuadros técnicos; pero nuestra
sociedad, solidaria y humana, no envía a nadie para la calle, no deja a un solo
graduado sin empleo, reparte lo que tiene, y ese es el socialismo, esa es la
justicia social, reparte lo que tiene (APLAUSOS). Si tiene mucho puede repartir
mucho y si tiene poco puede repartir poco, pero reparte lo que tiene, no deja a
nadie desamparado.
No hay una sola madre en este país desamparada, o porque es madre
soltera o porque tuvo un hijo o dos, y algunas han tenido hasta siete, más o
menos, con un nivel de irresponsabilidad inmenso; pero el Estado no deja que
pasen hambre los siete y llega la seguridad social y son atendidos.
Todos los trabajadores están amparados por la seguridad social. Toda la
población tiene derecho a la salud gratuita, aunque sea al trasplante del
corazón, a los centros de educación. Eso es el socialismo.
Claro, como nos declaramos enemigos de los grandes monopolios, nos
declaramos enemigos del imperio, no nos quieren perdonar eso. ¿Cómo pueden
perdonar que un pequeño país del que pensaban apoderarse a lo largo de la
historia, como manzana madura que cayera por sí sola de la mata, haya hecho una
revolución social? Harán todo lo posible por barrer de la historia este proceso
revolucionario, este ejemplo. No se resignarán.
Pero hay dos gentes que no nos resignamos. Ellos no se resignan a la
Revolución y nosotros no nos resignamos jamás con volver al pasado. No nos
resignamos jamás con volver a ser una neocolonia y una posesión yanki, ¡jamás!
(APLAUSOS) Vamos a ver cuál de las dos resignaciones es más tenaz y cuál de las
dos tiene más fuerza (Del público le dicen: ”¡Nosotros!”)
La América Latina está en este dilema. No es fácil el problema de la
América Latina y el Caribe. Son 446 millones de habitantes y dentro de 25 años
serán 800 —la población que hoy tiene la India—, con todos estos problemas de
que hablé; y hay hombres, hay destacados dirigentes políticos en los gobiernos
y entre las personalidades con las que yo me encontré, que comprenden estos
problemas.
A la América Latina no le queda otra alternativa que integrarse, unirse.
Fue lo que soñaron siempre los fundadores de estas repúblicas, fue el sueño
esencial de Bolívar y casi 100 años después el de Martí.
Era lógico, por eso dije en aquella reunión una frase dura, pero la
dije, pensando en la historia de este hemisferio desde las luchas por la
independencia: ”Pudimos serlo todo y no somos nada”. Me referí a la comparación
entre lo que es hoy América Latina dividida, balcanizada, frente a una
Comunidad Económica Europea poderosísima y cada vez más proteccionista; frente
a una potencia como Japón, poderosísima económicamente y cada vez más
proteccionista, y Estados Unidos, el otro tercer gran polo económico entre los
países ricos, desarrollados, que son dueños de todo el oro y las divisas del
mundo, y que administran las instituciones internacionales de créditos.
Ante la nueva situación creada a nivel internacional empieza a ser la
preocupación número uno de Estados Unidos su competencia con Europa, con Japón
y sus socios; quiere asegurar su patio trasero que es América Latina y lanza la
llamada Iniciativa para las Américas. Esa iniciativa choca con la vital e
indispensable integración de América Latina, porque se basa en una serie de
acuerdos bilaterales con los países a fin de desarrollar formas neocoloniales
de comercio caracterizadas, fundamentalmente, por el intercambio desigual;
buscan materia prima y mano de obra barata para sus capitales.
El desarrollo de semejante política choca con la idea del comercio entre
las naciones latinoamericanas y la integración económica de América Latina, que
es su única salvación posible. El comercio de los países de América Latina
entre sí es insignificante: en 1970 era un 12% de sus exportaciones, y ahora es
un 13%; en cambio el comercio entre las grandes potencias económicas y el
comercio entre los países de los grandes bloques económicos crece
constantemente.
Esta iniciativa amenaza a la integración de América Latina y la amenaza
con integrarla a la economía de Estados Unidos, que de los tres bloques es el
que está peor. Nadie se imagine que Estados Unidos está en un lecho de rosas
desde el punto de vista económico; se ha vuelto un país incapaz de competir, no
puede competir con Europa ni puede competir con Japón, y, dentro de Europa, una
de las potencias vencidas en la Segunda Guerra Mundial, Alemania, es la más
poderosa; Japón, otro de los vencidos, es muy poderoso.
Un periodista de la televisión norteamericana que me hizo una entrevista
—decía que era para el deporte y habló un poco de deporte y todo el resto fue
de política—, me comentaba que la URSS se había arruinado en la carrera
armamentista con Estados Unidos, y yo le dije: La URSS sola no, la URSS será la
primera arruinada, pero los segundos son ustedes porque ustedes están
arruinados también. ¡No canten victoria!, le dije (APLAUSOS).
Ahora, ¿qué ocurre en Estados Unidos?, y me perdonan que me extienda un
poquitico más para que esta idea quede clara. Estados Unidos fue el centro del
capitalismo, el más rico de todos los países, el más competitivo. Después de la
Segunda Guerra Mundial tenía la hegemonía total y esas posiciones las ha
perdido —en muchas industrias de vanguardia como la de automóviles, la química,
electrónica, acero y otras—, ha perdido el lugar que tenía, lo han ocupado
otros competidores.
En Estados Unidos, en los años siguientes a la guerra, la tasa de
ganancia del capital invertido era hasta del 24%.
La tasa de ganancia en el capitalismo es muy importante, porque es el
dinero que disponen para invertir más y continuar el desarrollo, y la tasa de
ganancia, que antes de los años cincuenta era del 24%, hoy es de alrededor del
8%, la tercera parte.
La tasa de ahorro —como dicen los economistas— es otra cuestión
importantísima en el capitalismo. ¿Qué dinero ahorra la gente de lo que recibe?
Lo depositan en los bancos, los bancos lo prestan y se invierte. Estados Unidos
históricamente se caracterizó por un ahorro alto, por determinadas virtudes; y
según me contaba un dirigente con el que conversé, hay países en Europa en que
por cada peso la gente ahorra 30 centavos, y en Estados Unidos por cada dólar
la gente ahorra 5 centavos.
Eso es un índice terrible en un país capitalista como Estados Unidos.
La deuda de Estados Unidos es de 10 millones de millones de dólares
—fíjense, no 100 000, ni 500 000, ni un millón de millones, 10 millones de
millones—, entre la deuda pública y la privada; la del Estado es de 3 millones
de millones, aproximadamente, y el resto, de empresas, de individuos. Es decir,
es un país que debe dos veces el Producto Interno Bruto: produce 5 millones de
millones y debe 10 millones de millones. Eso también, es un índice muy negativo
para ese país; y sigue creciendo esa deuda.
La gente se ha acostumbrado a vivir de rentas e intereses y de
especulaciones, y ese país gasta mucho más de lo que produce. Baste señalar
que, por ejemplo, ahora, con una recesión que han tenido desde mediados de
1990, se anuncia que el déficit presupuestario de Estados Unidos, en el año
fiscal que comienza en octubre, será de 350 000 millones de dólares. Es una
cifra fabulosa, aun para una economía grande como la de Estados Unidos.
Precisamente lo que les prohiben a los demás es lo que hacen ellos:
dicen que no debe haber déficit presupuestario, que no debe haber déficit en el
comercio, y tienen un déficit en el comercio de alrededor de 100 000 millones
y., además, un elevado porcentaje del Producto Interno Bruto como déficit
presupuestario de Estados Unidos. Eso no se lo admite el Fondo Monetario ni el
Banco Mundial a ningún país de América Latina, tener un déficit fiscal
equivalente al 7% o al 8% del Producto Interno Bruto. Estos organismos, el
Fondo Monetario y el Banco Mundial, les exigen que sea cuando más el 2%, el
1,5%, el 1% o el 0%.
Estados Unidos hace 10 años tenía inversiones en el exterior que
superaban en 140 000 millones las inversiones que otros países tenían en
Estados Unidos, y en solo 10 años ha pasado de un saldo positivo de 140 000
millones a un saldo negativo de más de 600 000 millones de dólares. Es decir
que los extranjeros o los países capitalistas que tienen inversiones allí,
superan considerablemente las inversiones de Estados Unidos en el exterior.
Todos estos son fenómenos absolutamente nuevos, por eso les decía que de dónde
van a sacar dinero si de verdad quisieran ayudar a otros, si de verdad
quisieran ayudar a la URSS.
Algunos economistas soviéticos en reuniones con economistas de Harvard
han hecho unos cálculos de lo que hace falta de ayuda exterior para desarrollar
la economía de mercado en la URSS, y se refieren a decenas de miles de millones
de dólares por año. ¿Dónde está ese dinero?
Hoy todo el mundo está pidiendo dinero. Los países del este necesitan
dinero en cantidades grandes; la URSS —según afirman algunos de sus
economistas— necesita dinero en cantidades muy grandes; el Medio Oriente
necesita dinero en cantidades enormes, y la América Latina, que debe 430 000
millones, ha entregado dinero neto en los últimos ocho años por valor de 224
000 millones, necesita cuantiosas sumas. Por mucho neoliberalismo y mucho
capitalismo que inventen, ¿de dónde van a sacar dinero en estas condiciones
para su desarrollo?, si en vez de recibir dinero tienen cada vez menos
participación en el comercio mundial, reciben cada vez menos créditos y remiten
al exterior cantidades enormes de dinero, mucho más del que reciben.
Según los especialistas la demanda de dinero en el mundo supera en más
de 200 000 millones la oferta. No hay suficiente dinero para todas esas
demandas: América Latina, Medio Oriente, países del este de Europa, Unión
Soviética; pero lo peor de todo es que el que más dinero necesita es Estados
Unidos, porque, ¿de dónde saca dinero para cubrir ese déficit fiscal de 350 000
millones que va a tener el año que viene? ¿De dónde saca dinero para sufragar
el déficit comercial de 100 000 millones?
Estados Unidos se ha convertido en un pulpo, en un succionador
gigantesco de dinero, y ellos mismos necesitan más dinero que nadie. De modo
que si la América Latina se va a integrar a la economía de Estados Unidos, se
va a integrar a la economía de un país arruinado, le va a tocar la peor parte,
porque lo que exporta América Latina hacia Estados Unidos es principalmente
combustible y materias primas: el 60% de lo que exporta son combustibles y
materias primas, y menos del 30% productos manufacturados. Es el ideal del
imperialismo: comprar barato materias primas, combustibles, y vender caro, bien
caro los productos manufacturados; y América Latina necesita entrar en el
comercio mundial con productos manufacturados. Ese es el tipo de problemas y el
desafío que tienen los países latinoamericanos; son muy serios.
Ustedes me excusan que me haya extendido un poco, porque quería
trasmitirles algunas de las ideas de las realidades de lo que está ocurriendo
en este mundo; la famosa Ronda de Uruguay —la habrán oído mencionar muchas
veces— no avanza. Consiste en una serie de negociaciones y de fórmulas que se
han elaborado para tratar de promover el comercio mundial, y cada día hay más
proteccionismo en Europa, más proteccionismo en Japón y en Estados Unidos, y
las medidas proteccionistas solo en parte son arancelarias. Hay otras muchas
formas de proteccionismo: a veces establecen requisitos imposibles para aprobar
un producto que un país del Tercer Mundo quisiera exportar, a veces le ponen
cuotas para que no se exceda, y a la economía de América Latina aparte de todas
estas calamidades, la amenaza el fenómeno de los tres grandes bloques
económicos y sus tendencias a crear cotos cerrados en el campo económico. De
manera que es muy duro el futuro de los pueblos de nuestro hemisferio, por eso
a nosotros nos pareció un primer paso importante, histórico, que llegaran a
reunirse por cuenta propia.
No hay que hacerse ilusiones, no hay que hacerse muchas esperanzas. Este
es un proceso largo y difícil; pero el mundo no tiene una situación muy
floreciente en el campo económico. Estados Unidos padece de todas estas
calamidades que mencioné y algunas más; el imperialismo no puede cantar
victoria. Estados Unidos es más poderoso que nunca en lo militar, en lo
político tiene una enorme influencia, pero en lo económico es más débil que
nunca y tiene problemas muy serios.
El mundo verá ahora cómo evoluciona este fenómeno de la competencia
entre los grandes bloques económicos, esta gigantesca demanda de capital frente
a una oferta limitada, y cómo sale América Latina de su tragedia.
Estas son las realidades que nosotros debemos saber analizar fríamente,
serenamente, objetivamente, en la íntima convicción de la justeza de nuestra
causa, de nuestras ideas y de nuestros proyectos para enfrentar problemas tan
serios como los que tenemos por delante.
Curiosamente, y una prueba de que no somos dogmáticos, hoy se ha
producido un hecho inusual: hemos entregado un diploma entre los 13 a un centro
de trabajo, el hotel Sol-Palmeras (APLAUSOS), que tenemos en sociedad con una
empresa española. No poseemos capital suficiente para desarrollar el turismo al
ritmo que quisiéramos, aunque estamos invirtiendo, por nuestra parte, bastante.
Si tenemos cientos de kilómetros de playas y lugares extraordinarios, podemos,
con un sentido práctico, aceptar asociaciones de este tipo. Nos alegramos de su
éxito.
Nosotros a los latinoamericanos les hemos dicho que estamos dispuestos a
darles, incluso, ventajas determinadas, ventajas preferenciales, en aras de la
integración, en cualquier inversión de tipo económico que quieran hacer en
Cuba. Eso implica también el derecho nuestro a hacer alguna inversión en algún
país latinoamericano; si tenemos una tecnología determinada, por ejemplo, y hay
obstáculos, barreras, una de las formas de abrir mercado puede ser una
inversión en el exterior.
En la integración con América Latina, tenemos que adaptar nuestros
mecanismos a esas posibilidades de inversión sin renunciar a nuestro
socialismo, porque nosotros concebimos perfectamente la integración económica
con América Latina sin renunciar al socialismo, aunque haya países
capitalistas, unos lo serán más y otros menos. Aunque hay algunos que están
privatizando hasta las calles, otros se preservan las industrias fundamentales
como propiedades públicas; el petróleo, por ejemplo, lo mantienen como recurso
exclusivo de propiedad pública, y así determinadas ramas o inversiones,
determinadas áreas. Como nosotros le decíamos a un periodista: Para integrarse
con América Latina, ningún Estado tiene que renunciar a las propiedades
públicas.
Nosotros con los latinoamericanos estamos dispuestos a buscar arreglos
razonables, de mutua conveniencia, pero hay una cuestión muy importante:
sabemos lo que hacemos, en qué somos fuertes, en qué somos débiles, en qué
áreas estamos avanzando mucho. No tendría sentido que nosotros un central azucarero,
que lo podemos construir perfectamente, lo construyamos en sociedad con nadie,
o que nuestras empresas cañeras se conviertan en sociedades con extranjeros. Lo
que nosotros sabemos hacer y para lo cual tenemos capital, debemos hacerlo.
Nosotros podemos aceptar capital extranjero donde no tengamos la tecnología, ni
el capital, ni los mercados, en mayor o menor grado de sociedad, y desde luego
que privilegiaremos en eso a los latinoamericanos como necesaria fase, o como
necesarios pasos para el proceso de integración económica.
Creemos que somos los que estamos más preparados para la integración
económica, y así se lo dijimos allí: Nosotros amamos mucho esa bandera, les
dijimos; pero si un día hay que renunciar a ella para formar una sola patria
común, nosotros renunciamos a esa bandera. Y si un día el mundo llega a
adquirir tan extraordinario y exquisito nivel de conciencia que sea capaz de
constituirse como una gran familia, estaríamos también dispuestos a renunciar a
esa bandera, lo que no haremos jamás en aras de un mundo unipolar, bajo la
hegemonía del imperialismo yanki; ¡eso no lo haremos jamás! ¡No renunciaremos
jamás a una sola de nuestras prerrogativas! (APLAUSOS)
Nosotros somos internacionalistas, no somos nacionalistas estrechos ni
chovinistas, y fuimos capaces de derramar nuestra sangre en otros lugares del
mundo, en América Latina y en Africa, de manera generosa. Como recordó Mandela,
por cada uno de los que fueron se habían ofrecido 10 para cumplir misiones
internacionalistas. ¿Podría decirse que haya acaso un pueblo más noble, un
pueblo más solidario, un pueblo más revolucionario? ¡La sangre de los angolanos
era nuestra sangre, y la sangre de los namibios y la sangre de los sudafricanos
es nuestra sangre! ¡La sangre de la humanidad es nuestra sangre! (APLAUSOS)
Nuestras ideas van más allá de chovinismos, de nacionalismos estrechos,
nuestras ideas van más allá de todas las fronteras. Vivimos en el mundo que nos
tocó vivir y luchamos por un mundo mejor; pero nuestras mentes, nuestras
inteligencias, nuestros corazones están preparados para un mundo mucho mejor,
para un mundo muy superior, para un mundo como aquel que querían Marx y Engels,
en que el hombre fuera hermano del hombre y no lobo del hombre.
El capitalismo es el más grande creador de lobos que ha existido en la
historia de la humanidad, y el imperialismo no ha sido solo el más grande
creador de lobos, sino también el más grande lobo que ha existido.
Nosotros, que venimos de atrás, que fuimos conquistados, que fuimos
explotados, que fuimos esclavizados a lo largo de la historia, ¡qué ideas
maravillosas podemos defender hoy, qué ideas tan justas pueden ser nuestras
ideas! Y podemos pensar en términos latinoamericanos y hasta en términos
mundiales: ¡Qué lejos hemos llegado los esclavos! (APLAUSOS)
Pero ahora el internacionalismo está en defender y preservar la
Revolución Cubana, ese es nuestro más grande deber internacionalista
(APLAUSOS); porque cuando queda una bandera como esta, que representa ideas tan
justas como esta, defender esta trinchera, este bastión del socialismo, es el
más grande servicio que podemos prestarle a la humanidad.
Los tiempos son difíciles pero sabremos crecernos y multiplicarnos. Los
100 000 estudiantes que están participando en estos días en las labores en el
campo y en otras tareas son una prueba del espíritu de nuestro pueblo, de lo
que es nuestro pueblo y de lo que es nuestra juventud (APLAUSOS).
Tenemos que multiplicarnos todos y cada uno de nosotros. Cada trabajador
en el puesto que ocupe cada cuadro, cada responsable del Partido y del Estado,
tiene que dar todo lo que pueda dar di sí mismo; tiene que multiplicarse, tiene
que ser más exigente que nunca consigo mismo y con los demás; tiene que estar a
la altura de este momento histórico, ¡qué bien vale la pena estarlo!, ¡qué bien
lo merece la causa que defendemos!, ¡qué bien lo merece la patria de la cual
somos hijos!, ¡qué bien lo merecen las ideas de las cuales somos abanderados!
¡Socialismo o Muerte!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACIÓN)