Alejandro Gómez Roa en La Habana 1960 junto con Fidel y el año 2003 en Bogota (foto enmarcada). |
Falleció en Bogotá el compositor de “¡Cuba Sí, Yanquis No!”
Por Dick Emanuelsson
TEGUCIGALPA /
2014-09-10 / Hay hombres en la vida que uno nunca olvidará. El colombiano Alejandro
Gómez Roa es uno de ellos. No por que fuera el compositor de la canción y consigna
“¡Cuba sí, yanquis no!” sino por su entrega a la causa revolucionaria, tanto en
Colombia como en Cuba o Venezuela. Hoy me llega la información que ayer, 9 de
septiembre, falleció el compañero.
Con Venezuela
Lo conocí la primera vez en la caravana “No Pasarán” que
salía de Bogotá rumbo a Caracas. Eran los primeros días de 2003 y la
contrarrevolución venezolana entraba en el segundo mes para estrangular la
nación vecina. Los gerentes de PDVSA se habían levantado de sus sillas,
llevándose todo, inclusivo las claves del sistema computarizado de la
producción y distribución del petróleo venezolano. Pusieron todo en una sola
canasta para derrocar al gobierno revolucionario durante el sabotaje petrolero.
De Bogotá salimos en 7 u 8 buses, en una acción en solidaridad
con Venezuela organizada principalmente por los sindicatos colombianos. Llegamos
a Cúcuta y pasamos la frontera donde íbamos a hacer transbordo a buses
venezolanos en la ciudad fronteriza San Antonio.
Era confrontación total entre Revolución y Contrarrevolución
y se notaba en la Plaza de San Antonio donde los “escuálidos” nos gritaron
“Guerrilleros-Terroristas”. Los chavistas nos dieron una bienvenida en una
ciudad y región mezclada por el poder de la oposición antichavista y apoyada
por el paramilitarismo colombiano. Unos pocos kilómetros de allá, el
paramilitarismo masacraba colombianos en alianza con el ejército nacional. El
jefe era Salvatore Mancuso y terminando su obra sangrienta ya habían sido
asesinados decenas de miles de habitantes en Santander y el Norte de Santander,
tildados de... “Guerrilleros-Terroristas”.
Disparando a los buses
A las 10 de la noche partimos de San Antonio con Caracas
como destino. En la ciudad Rubio nos estaban esperando con piedras y balas que
fueron disparados contra los buses. Alejandro y su esposa se salvaron por un
milagro de ser las primeras víctimas mortales cuando un tiro atravesó el vidrio
donde estaban sentados los compañeros. Pero Alejandro estaba totalmente
tranquilo.
En San Cristóbal, capital de Táchira, nos quedamos por la
noche en los pasillos de un estadio de baseball y los chóferes, horrorizados
por los ataques opositores, no se atrevieron a continuar el viaje hasta
Caracas, para el cual habían sido contratados. Pero no solo ellos se negaron a
avanzar, un grupo considerable del sindicato banquero colombiano también
regresó a Bogotá. La situación era complicada.
Nos quedamos todo el día ahí en la ciudad hasta que los chavistas
locales lograron conseguir buses municipales que nos llevarían hasta Caracas en
un viaje que duró dos días. Luego de un mes fue derrotada la contrarrevolución
venezolana a un costo de casi 20 mil millones de dólares.
La Habana 1960
Alejandro cantaba en Caracas como cantaba esa noche en La
Habana cuando él, en calidad de secretario general de la federación nacional de
estudiantes, representó a los estudiantes colombianos en julio de 1960 en una
conferencia juvenil latinoamericana en apoyo a la Revolución Cubana.
1960 fue también un año decisivo en el combate contra la
contrarrevolución cubana y los preparativos para resistir la invasión que se
sabía que iba a venir y efectivamente fue ejecutada en Playa Girón el 15 de
abril del año siguiente.
Alejandro era el mismo comunista humilde que había
viajado el 1960. Cuando lo entrevisté en 2003 me mostró las fotos que para él eran
más importantes y valiosas que cualquier royalties que nunca cobró por su
canción, las fotos donde este con Fidel esa hermosa noche en La Habana.
Fidel con Alejandro en agosto 1960. |
– Que significa unos millones de dólares a cambio de un
pueblo entero que canta mi canción que también es mi aporte a la Revolución, me
dijo.
Y contó que había agregado unas líneas a la canción con
relación a la situación en Colombia:
“En Colombia se convierten las escuelas a cuarteles /
En Cuba se acabaron con esos vicios / ¡Cuba Sí, Yanquis No”! (libremente
traducido de la memoria).
Fidel perdió la voz
Pero ¿cuál era el origen de la famosa canción y frase? le
pregunté.
– En la conferencia del 4 de agosto éramos 900 delegados
de todo el continente. Che había inaugurado la conferencia ese día y Fidel la
clausuraría el 6 de agosto. En el presidio se encontraban todos los comandantes
guerrilleros unidos desde la lucha en Sierra Maestra.
Fidel perdió la voz, cuenta Alejandro y dijo a Raúl, su
hermano, que dijera “al colombiano con el acordeón, tomar los micrófonos”,
mientras que Fidel se recupera.
Resulta que Fidel había llegado unos días atrás a la casa
donde Alejandro estaba albergado y esa noche escuchó la canción que desde esos
momentos sería legendaria en todo el mundo.
Cuando Fidel perdió la voz a las 23.40 de la noche del 6
de agosto, Alejandro Gómez subió al escenario y comenzó cantar:
“Llegamos a Cuba / para
defender la revolución / por que es hermana gemela a la lucha en America / CUBA SI, CUBA SI, CUBA SI, YANQUIS NO!”/
– A las 4 de la madrugada, después
de las canciones, las ovaciones y los coros con la misma frase, Fidel se había
recuperado y reinició su discurso (Sic!).
Prepararse para la lucha armada
Alejandro, como muchos colombianos y latinoamericanos,
regresaron a sus respectivos países después de la clausura de la conferencia
juvenil en La Habana pero regresaron, como fue el caso de Alejandro, dos años
después a La Habana. Allí comenzó una nueva etapa en la lucha política, la
tarea armada.
La confrontación entre el imperialismo y la Patria, entre Oligarquías
y los Pueblos no dejaba, como en el caso colombiano, muchas alternativas.
– El Che me dijo varias veces que “ahora es tiempo de
reemplazar el acordeón por el fusil”. También Fidel me dijo, pero con palabras más
diplomáticas y no dijo “fusil” sino “guitarra”. Era imposible no interpretar el
símbolo, relató Alejandro entre carcajadas ese día de julio de 2003 en su
humilde apartamento en Bogotá.
Pasaron un par de años. Alejandro regresó a La Habana en un
barco soviético de carga junto con 40 colombianos, pero no desde Colombia sino
desde Helsinki, capital de Finlandia donde había participado en el Festival de
la Juventud y Estudiantes. La situación en Colombia era tensa. En Cuba se
encontraban varios colombianos que posteriormente serian comandantes en las
guerrillas de las FARC y ELN.
1988: Guerrilleros de las FARC con fusiles M1-M2 |
La misma lucha, Cuba-Colombia
– Nuestra preparación militar en Cuba era tanto en defensa a
la isla como un comienzo de una nueva forma de lucha en nuestros propios países.
Piensa que los gringos ya habían hecho la invasión a la Playa Girón y en la crisis
de Octubre casi llevaron al mundo a una tercera guerra mundial.
Pero para Alejandro, el acordeón era preferible antes que la
lucha armada. Durante un preparativo militar en Cuba, Alejandro tiró una
granada de mano pero no llegó lo suficientemente lejos. Un fragmento de la granada
entró en el cuello incrustándose solo a unos milímetros de la aorta. Quedó en
el hospital en La Habana un largo tiempo donde fue a visitarlo el Che. Por recomendación
de los cubanos regresó a Colombia. También la música es un frente de lucha, decían.
“Operación Laso”
En Colombia comenzó el operativo militar dibujado por el Pentágono;
“Operación Laso”. (Latin American
Security Operation) Los blancos militares de los aviones de guerra y los
16.000 soldados de la infantería del ejército colombiano eran solo 48
campesinos encabezados por Manuel Marulanda en la comunidad montañosa
Marquetalia. La tarea era eliminarlos físicamente para que jamás pudieran expresar
la palabra Reforma Agraria. Pero la historia ya la sabemos, en vez de
derrotarlos lo que hicieron fue provocar al pueblo consciente de defenderse con
lo que el Che le había enseñado a Alejandro en Cuba: el fusil en las manos.
Y Alejandro combatía con su acordeón y voz en su frente de
lucha, compartiendo la consigna con los guerrilleros, tanto en Colombia como en
La Habana;
Contra el Imperialismo, por la Patria,
Contra la Oligarquía, por el Pueblo.
Es extraño, pero esas consignas están más vigentes que nunca.
Y a pesar de que Alejandro ya no esté con nosotros físicamente, pues siempre se
gritará desde lo más profundo del corazón:
“¡Cuba sí, yanquis no!”
¡Que descanse, camarada, desde donde estés cantando junto con
El Che!